1/31/2007

Mi abuelita “Minta”

Dicen que a mi abuelita se la robó mi abuelito en una noche de luna llena. Eso fue hace casi 75 años. Todavía siguen juntos.

Vivían en una casita de bahareque. Mi abuelita tuvo nueve hijos. Para ella la mujer tenía que atender al esposo y cuidar hijos. Y así lo hizo.

Mi abuelita cocinaba, lavaba, molía el maíz, cosía ropa para sus hijos, se levantaba temprano para comenzar con las tareas domesticas para que le abundara el día. Era la ultima en sentarse a la mesa, tenía que ver que todos estuvieran comiendo para que ella pudiera comer a gusto. Si se le trataba de servir un poquito más de comida, ella tapaba el plato con la manos y decía “con esto tengo”. Cuando llegaba alguna visita a la casa siempre saludaba con un “Aminta Solís para servirle” y se dirigía a la cocina para prepararle algo al recién llegado.

Aparte de sus hijos, mi abuelita atendió a los hijos de éstos, es decir a sus nietos, y a los hijos de éstos, sus bisnietos. Ella “chinió” a cada uno de ellos, les “curó” el ombligo, les “sobaba la mollera”, les daba todo tipo de remedio casero, los arrullaba con una canción. A las recién paridas también cuidaba y para ellas exigía una dieta estricta. Nada de levantarse antes de los 40 días, la tortilla y el queso era la dieta alimenticia.

Mi abuelita aplicaba todo tipo de conocimientos naturales sobre hijos y nietos. Y nadie podía rehusarse. A las mujeres las cuidaba un poquito más y cuando estaban en sus días de “enfermedad” les decía que no tenían que bañarse y no tenía que comer ni carnes, ni huevos, ni limón, ni naranjas y era un pecado casi mortal si andaban con los pies descubiertos. Para quemaduras o manchas en la piel ella ocupaba sábila, y frotaba la penca sobre la piel como un tips de belleza. Para los pelos alborotados mi abuelita aplicaba una dosis de mantequita de cuche. Para los males del acne, machacaba las cascarones de huevos y hacía una mascarilla para el rostro. Y por supuesto el jabón de cuche para un buen baño.

“Si van al pueblo no vayan así”, nos decía a mis otras primas y a mí, cuando andábamos en shorts, “las mujeres no tienen que enseñar las piernas”, y si no teníamos faldas, inmediatamente nos hacía una con algún retazo de tela que tuviera.

Era muy buena con la costura y tenía bastante clientela entre el pueblo. Las telas floreadas se cosían en gran cantidad y sus amigas eran las clientas más fieles.

En la cocina preparaba verdaderos banquetes: tamales, chorizos, marquezotes, cuajadas, gallina rellena, pupusas, yuca salcochada, chicharrones, empanadas, frijolitos fritos, sopa de frijoles, tabletas de chocolate, horchata, también hacía cigarros y preparaba chicha. Su buen arte culinario se conocía en los alrededores y así se hacía cargo de preparar comida a quien se lo solicitaba. Únicamente pedía todos los materiales. No cobraba ni un cinco a pesar de que muchas veces ella hacía la entrega a domicilio. En más de una ocasión llevamos la ollada de tamales por cuadras y cuadras hasta su destino final y cuando el cliente trataba de retribuir ese trabajo extra, mi abuelita no lo aceptaba, yo la miraba con ojos de “abuelita agarre el dinero” pero ella se negaba.

Era muy religiosa. Los domingos a las misa de seis, y donaba las cortinas para decorar la iglesia. En ocasiones especiales se hacían rezos en la casa. Le encendía velas a varios santos y a vírgenes. Pedía por todos. Siempre andaba con un rosario sobre el cuello o guardado en alguna bolsa de su delantal. Dirigía los rezos en las velas y siempre se encomendaba a Jesús cuando emprendía alguna tarea.

No perdía la ocasión para aconsejar a las mujeres: “Ustedes tienen que aprender a cocinar de todo” nos decía, “porque no saben con quien se van a casar y que gustos va a tener. Y si el hombre llega tarde no hay que reclamarle, hay que atenderlo bien”.

Era la primera en organizar las fiestas, tener preparada la comida, invitar a diestra y siniestra, ver que los niños estuvieran bien vestidos, que los adultos estuvieran con su pareja, que todos estuvieron contentos. Cuando comenzaban a llegar los invitados siempre decía “Como ha sido eso?” y los recibía con un apretón de manos y un abrazo. Para las navidades llamaba a todos para que arreglaran el nacimiento. El arbolito, el aserrín, la pintura, las bolitas, los soldados, las lavanderas, los pastores, la estrella, piedritas, las gallinas, María, José, el niño y por supuesto la vaca y el buey. El mero 24 todo era alegría, ella tenía ya preparada la comida con la ayuda de las mujeres. Hacía sonar la música para que jóvenes, adultos y niños movieran los pies al ritmo de “pop music”, los bee gees y toda la música de la época.

En sus álbumes familiares se le puede ver en fotos en blanco y negro donde ella era toda una señora delgada, alta, con su vestido hasta debajo de las rodillas y un cincho en su cintura, el pelo recogido con una trenza, las manos siempre al frente y sus cómodas sandalias. Con el pasar del tiempo solo han aumentado sus canas y sus arrugas. Sus manos siguen siendo suaves y sus besos y sus caricias con los años aumentan en calidez y amor.

Creo que cuando Diosito se la lleve a su lado, la atenderá y cuidará bastante, como ella lo ha hecho con toda su familia.

P.D. mi abuelita murió, poco después de escribir esto...pero me gusta recordarla así: llena de ánimo y con muchas ganas de vivir...

1/29/2007

Mi abuelito

Mi abuelito es el hombre más terco y necio que he conocido. Creo que he heredado algo de eso. También tiene por costumbre levantarse todos los días a las cinco de la mañana a bañarse con agua helada, dice que es un hábito y que lo mejor es bañarse con agua helada para la buena salud, ya que el agua caliente es solo para algunas enfermedades.

Mi abuelito aparte de necio y terco es un gran machista. Quiso que me abuelita le criara un hijo que tuvo con otra señora, pero mi abuelita le dijo que si llevaba al niño a la casa se iba ella. En una ocasión, mi abuelito compró un cerdito y lo amarró en la parte de atrás de la cocina, cuando lo vio mi abuelita le preguntó que si ese era el hijo que había tenido con la otra señora.

Mi abuelito hizo hasta el segundo grado. Aprendió a leer y a escribir porque un señor del pueblo lo llevó a la escuela, ya que como dice mi abuelito su papá lo tenía “culo arriba” trabajando la tierra.

A mi abuelito le gusta leer libros de historia, almanaques, revistas, periódicos y todo lo que se pueda leer. Sabe de historia como cualquier profesor de universidad, y a pesar de que en su casa no hay energía eléctrica, está enterado de cómo va el mundo a través de un radito de pilas. Mi abuelo opina sobre el TLC y las consecuencias que traerá al país, opina sobre el Papa Benedicto, sobre el clima, economía y cualquier otro tema que le saquen platica.

Mi abuelito cree en Jesucristo y en todo el santorial. Le caen mal los evangélicos y cualquier otro tipo de religión que no sea la católica, dice que las otras religiones solo son cuentos.

Nació, creció y ha vivido toda su vida en Jutiapa, en el departamento de Cabañas, dice que solo muerto lo sacaran de ahí. Estos días que ha estado un poco mal de salud, lo hemos querido traer a vivir a San Salvador, pero dice que no, que tiene cosas que hacer en la casa y la tiene que cuidar.

Algunos de sus descendientes, aparte de heredar lo necio y lo terco, hemos heredado otras cosas, como comer con un recipiente con sal a la par, para agregar a cada bocado un poco de sal. También hemos heredado, y es lo que más me gusta, dormir con la cabeza cubierta con una toalla o una almohada, dejando únicamente un pequeño espacio para respirar.

Siempre que me ve mi abuelito me pregunta por la “bonsa” y me cuenta la misma historia, de cuando yo estaba chiquita y estaba comiendo churros y cuando me pidió yo le conteste que solo la “bonsa” me quedaba.

Mi abuelito ya enterró a su esposa y a tres de sus hijos. Tiene más de 25 nietos y más de 20 bisnietos. Cuando le conté que seguía soltera, me dijo “a la puta, vos no me vas a dar bisnietos”

Mi abuelito ha trabajado toda su vida, ha trabajado la tierra y ha sido carpintero. Es necio y terco como él solo, pero también ha tenido muy buen humor. Le gusta contar de sus buenos tiempos, de sus amigos y compadres, de cuando conoció a mi abuelita y se la robó, de cómo aprendió a leer y a escribir.

Tiene 90 años y dice que seguirá trabajando hasta el día que ya no se pueda levantar. Hasta ese día se dará por vencido.

1/25/2007

Dulce amor.

Recuerdo la boda de unos vecinos. Fue tan bonita que lloré y me dieron ganas de casarme. Años después, vi al esposo de esa pareja, muy apasionado y muy romántico besando a una mujer que no era su esposa.
También, recuerdo la pareja de toda su vida de una prima. En diciembre pasado fueron a Acapulco a celebrar 25 años de estar juntos. Cuando regresaron, el tipo le dijo a mi prima que ya no la amaba.
Recuerdo a mi primer novio. Yo tenía 13 años igual que él. Meses después lloramos juntos cuando a él se lo llevaron a vivir a Estados Unidos. Nos prometimos que nos íbamos a escribir a diario, que siempre nos íbamos a querer. Únicamente recibí una carta de él, donde me decía que yo había sido su primer amor. Ahora, no me recuerdo muy bien como se llamaba.
Recuerdo de un novio, vecino mío, al que un día le pregunté que si íbamos a cenar y me dijo que no porque iba a salir con su papá. Esa noche lo vi cenando, pero no con su papá, sino que con una tipa “peliteñida”, anoréxica y chele.
Recuerdo a mi ultimo novio. En una noche de alegría me dijo que me yo era su “amiga y su amor”. Horas después, frente a mi casa, me dijo que ya no me quería volver a ver nunca más.
En esa ocasión mi pobre corazón sintió que se habían unido los terremotos de ese año y que con toda su fuerza habían acabado con todos mis sentimientos.
Mucho tiempo después, Diosito me mandó un angelito. Lo conocí en una tarde cualquiera. “Hola, como estas?, y poco después, haciendo enormes esfuerzos para recordarse de sus clases de español, me decía: “tus-ojos-po-qui-tos-y-es-pec-ta-cu-la-res”. Y con eso, y como la mejor tradición y maldición de la Malinche, mi corazón volvió a latir. Sentí que pasará lo que pasará no me iba a importar. Estaba feliz. Sabía que una relación podía acabarse y luego, con un poco de suerte, comenzar otra, la cual siempre iba a ser mejor.
El amor nos hace buenos. Nos llena la cara de una enorme sonrisa y nuestra alma se regocija. Por el contrario, el amor puede hacer que el corazón se nos parta en mil pedazos. Destrozarlo como un cristal que no puede volver a unirse, porque nunca más volverá a ser el mismo.
“Esa persona” llegará en su momento, de eso estoy segura.
Por el momento, hay que disfrutar de una rico cafecito, una buena platica con los amigos. O en nuestra soledad esperemos, con una sonrisa que llegue a nuestro corazón, mientras escuchamos una deliciosa música jazz, cerramos los ojos y nuestros deseos y nuestra alma, le siguen apostando al amor.

1/19/2007

Que son de lunas y estrellas…


Que son de lunas y estrellas, el universo está lleno,
Cada estrella brillando y permaneciendo
Y las lunas cambian, y se renuevan cada día
No son las mismas, giran, y no importa su forma, siempre son maravillosas

Y son las lunas y las estrellas que están en el universo
Y nos miran desde lejos y se burlan discretas de nosotros
Están en los Cielos, en ese lugar infinito en el que a veces quisiera estar
Es el Cielo su jardín, y ahí juegan, brillan y cambian

¿Existirán estrellas que no se pueden conocer?
¿Dónde están? ¿existe una estrella para cada uno de nosotros?
¿Seremos como las estrellas? ¿seremos como la luna?
Tan cambiantes…a veces brillamos más y otras veces nos opacamos un poco.

Todo es un ciclo…y nos renovamos y cambiamos y cada vez somos mejores o peores
No lo sé, eso depende de las lunas y las estrellas
Recuerdo la estrofa de una canción que aun me hace llorar
“Las estrellas brillan por ti allá en lo alto…”
En el Cielo, donde a veces quisiera estar…

Es simplemente cambiar, brillar y estar
Nada más, nada importa
Es el Cielo, el universo, un lugar infinito
Un lugar de lunas y estrellas
Un lugar donde está Pequeña luna y Gran Oso…

Muchas lunas y muchas estrellas para Juan Lucas…que brillen por él!!!
Y muchas lunas y muchas estrellas con un GRACIAS infinito…
Pasión, amor y deseo

¡Ah, si me besaras con besos de tu boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.
Delicioso es el aroma de tus perfumes, y tu nombre, perfume derramado.
¡Que hermoso eres, amado mío, que dulce eres!

¡Que hermosa eres, amada mía, que hermosa eres!
¡Que bellos son tus pies en las sandalias!
Los contornos de tus caderas como joyas, obra de excelente artífice
Tu ombligo, como una taza redonda donde no falta el buen vino
Tu vientre, como montón de trigo de lirios rodeado
Tus dos pechos, como gemelos de gacela
Tu cuello, como torre de marfil
Tus ojos, como los estanques de Hesbón
Tu nariz, como la torre del Líbano, que mira hacia Damasco
Tu cabeza erguida, como el Carmelo

¡Que hermosa eres y cuán suave, oh amor deleitoso!
Tu talle, como la palmera
Tus pechos, como racimos
Deja que sean tus pechos como racimos de vid, y como manzanas la fragancia de tu aliento
Tu paladar, como el buen vino, que entra al amado suavemente y corre por los labios de los viejos.

Yo soy de mi amado, y en mí tiene su contentamiento
Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas
Vayamos de mañana a las viñas, a ver si brotan las vides, si ya están en cierne, si han florecido los granados.
¡Allí te daré mis amores!

Las mandrágoras exhalan su aroma, y a nuestras puertas hay toda suerte de deliciosas frutas, frescas y secas, que para ti, amado mío, he guardado.
Yo te daré a beber vino aromado con licor de mis granadas
Tu izquierda esté debajo de mi cabeza; y tu derecha me abrace.

Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor y duros como el seol los celos. Sus brazas son brasas de fuego, potente llama.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos.

Tomado de los capítulos 1, 4, 7 y 8 del libro Cantar de los Cantares de Salomón

1/17/2007


Sentimiento

He leído en muchas partes que lo importante es amar. Y que al final, lo que vale es la intensidad con que amaste.
Pero nadie te dice cómo soportar las tristezas. Todos esos sentimientos de querer estar con alguien, ver a alguien y hablar con “ese” alguien, y no poder hacerlo.
Nadie te dice cómo soportar esta tristeza, cómo detener las lágrimas, cómo calmar el dolor. Ese dolor profundo e intenso que viene desde el corazón y que quiere estallar. Solo te quieres sentir correspondido. Cuántas veces has dicho “no vale la pena”, pero por una necesidad incontrolable continuas sintiendo lo mismo, deseando lo mismo.
Quién controla los sentimientos, el dolor, las tristezas, las lágrimas?
Cómo nace ese sentimiento de desear una palabra o algún gesto de esa persona, los cuales nunca llegarán.
Cómo controlar esas ganas de decirle “fíjate en mí”, “aquí estoy”....cómo decírselas?
Cómo quitar ese pensamiento y esa tonta ilusión de decir “algún día será”.
Cómo quitar esa idea de que esa persona nunca estará contigo?
Cómo dejar de sentir? Cómo hacer para que el corazón no sufra por eso?
Cómo detener las lagrimas?
Cómo detener este sentimiento?


1/15/2007

Don José

Don José es un señor indigente que vive en una casa abandonada frente a mi oficina. De cariño yo le digo Don Chepín.

Don Chepín es tan delgado que pudiera servir para un estudio de anatomía y creo que tiene más piojos y pulgas que mi gato. Se baña con agua que le damos de la oficina y duerme sobre un petate desde el cual pasa peleando con los zancudos durante las noches.

Su ingreso económico es de lavar carros del personal de un banco, de la gente de mi oficina y los de la iglesia de Toby. Cuando me lava mi carro siempre me dice “se lo dejé bien pipirisnice”. Aunque a veces lo deja mas sucio de cómo lo tenía, especialmente los vidrios, que por más que le digo que los limpie con papel periódico, los limpia con un trapo sucio.

En la oficina, le damos el cafecito de la mañana y de la tarde. Siempre llega a mi oficina, se sienta y comienza a hablar conmigo. Hace referencia a lo dura que es la vida, y él mismo se contesta ¿ pero qué le vamos a hacer? A veces ve lo que estoy haciendo en la computadora o revisa los papeles que tengo. En ocasiones también ha tomado la tijera, que la ocupa cual mejor rasuradora. No le digo nada, solo que después limpio bien la tijera.

A veces mi sentido del olfato no soporta el mal olor que emana, así que muy amable y diplomáticamente le digo que estoy bien ocupada. Casi ni respiro para decirle esto. Y cuando anda con una mejor fragancia sí me gusta hablar con él.

Me cuenta sobre sus “viejitos” de cuando estaban vivos. Me cuenta sobre su único hermano y del amor de su vida “Karla”, en cuyo honor lleva un tatuaje en el brazo. En una ocasión le conté de mi fobia hacia las tarántulas y él me dio un consejo, que la próxima vez que viera una tarántula, le prendiera fuego y que me fijara bien si se moría, porque “esas condenadas eran bien difíciles de matar”.

Cuando escucha alguna canción en inglés la tararea y dice quien es el cantante. Le gusta leer los periódicos y la Biblia. Me regaló un peluche para mi carro. Es un conejo. Cuando lo sacó de en medio de todas sus cositas, agarro al conejo por las orejas, se le quedó viendo y con una gran sonrisa le dijo “ay conejito hijueputa”. Luego, lo ensalivó y me lo colgó en el parabrisas.

Mi amiga Beatriz dice que Don Chepín es mi “valet parking”. Cuando salgo de mi oficina, me pide las llaves del carro, me abre la puerta, baja el vidrio y coloca la llave ya lista para que arranque el carro y cuando salgo del pasaje de mi oficina, que es un conflicto total, se para a media calle y detiene el trafico. Claro al pobre le llueven ultrajadas, pero él no se queda callado, insulta de igual manera.

Tiene un horario especial para levantarse. Casi siempre es a las 10 de la mañana. Se levanta y toma el sol para entrar en calor. A veces lo saludo diciendo ¿ya le amaneció Don Chepín? Y me contesta “Si...a ver que nos tiene preparado este día”.

Don Chepín es más cuerdo que algunas personas. No es loco o bolo como creen algunos. Y aunque a veces a la primera impresión puede asustar, es más amable y educado que muchos hombres que conozco.

Don Chepín es un señor indigente, pero como cualquier ser humano, tiene sentimientos y es un hombre bueno y muy amable

1/09/2007

La otra parte

Creo que puedes existir...
Sé que estás pensando en mí.
Te preguntas también que cómo soy y dónde estoy.
Yo pienso en ti.
Te imagino leyendo un libro, disfrutando de tu tiempo a solas.
Te imagino contemplando un precioso cielo azul o escuchando el sonido de las olas.
Te imagino alegre, lleno de muchas ganas de vivir y disfrutando de las cosas sencillas pero bellas que nos da la vida.
Te imagino riéndote al ver un par de niños jugar.
Te imagino pensativo al saber que las cosas no andan muy bien en este mundo.
Pero a la vez, te imagino dándole una segunda oportunidad a la vida, porque sabes que dentro de cada mala acción, hay mil acciones buenas.
Hoy he pensado en ti.
Hoy te he extrañado.
Quería tenerte a mi lado y apoyar mi cabeza en tu hombro.
Quería escuchar tu voz.
Quería sentir tus manos y tus brazos, abrazándome.
Te imagino en ese café que tanto te gusta.
Te imagino platicando juntos sobre cualquier tema, riéndonos juntos, durmiendo juntos.
Te imagino en algún lugar, pensando en tus recuerdos. Pensando en aquellas personas que has conocido y que creíste que esa persona era para ti.
Yo he pensado en cuántas veces he dicho " hoy sí, al fin llegó"...pero no eras tú.
Todavía no estás aquí.
Todavía tengo que esperar un poco más por ti.
Te imagino haciendo tus cosas.
Te imagino pensando en mi.

1/08/2007

Deseo

Es un deseo, un sentimiento.
Es sentir una caricia, un beso.
Sentir que se escapa la vida o que queda para siempre.
Es un suspiro, un grito, una sonrisa.
Es simplemente sentir.
La piel delicada y sensible.
Sintiendo todo, deseando todo.
Desear que el tiempo se detenga o desear que un momento dure para siempre.
Es sentir, es desear, es la vida misma y la felicidad bailando su mejor melodía.
Son esos deseos que están ocultos, y que no pueden seguir esperando porque pueden explotar.
Es desear, es vivir, es experimentar.
Es en ese lugar donde no existen las reglas, las buenas costumbres, la moral.
El deseo es tan poderoso que los temores quedan a un lado, quedan escondidos entre la Biblia y la religión.
Y Dios se cubre los ojos. Nos deja disfrutar, porque si él no hubiera deseado el placer para nuestro cuerpo, nos hubiera hecho de madera y de hierro.
El deseo es fuerte y es ardiente.
Nos eleva a pensamientos y deseos que son maravillosos.
Es únicamente sentir.
La vida es un deseo y un deseo es la vida y la prolonga y la hace mejor y más placentera.
Es sentir, es desear, disfrutar y gozar.
El deseo convertido en una caricia, en besos, explorando, internándose en lugares cálidos, tibios y húmedos que nos hacen explotar.
El deseo acabando en un grito de placer.
El deseo aferrado a nuestras vidas.

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador