9/23/2007

 

LLENATE DE MÍ
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme, recógeme, contiéndeme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora.
Soy el que pasó saltando sobre las cosas, el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora, la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca, la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí.
Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.

Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.
Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.

Mi corazón no deje callar hoy o mañana, debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve, no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.
No puede ser, no puede ser. Entonces gritaría, lloraría, gemiría.
No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme?
Qué designio, qué palabra?
No puede ser, no puede ser.

Libértame de mí.
Quiero salir de mi alma.
Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.

Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme. Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca, inundando las tierras como río terrible, desatando estos nudos,
ah Dios mío, estos nudos, destrozando, quemando, arrasando como lava loca lo que existe,
correr fuera de mí mismo, perdidamente, libre de mí, furiosamente libre...

9/18/2007

Anima Mundi



Hay libros que me han hecho reír, llorar, transporte a otros mundos, pero cuando terminé de leer el libro de Susana Tamaro “Anima Mundi” una extraña sensación me inundó. Comencé a llorar durante las tres últimas páginas. Fue una sensación de recordar todas las cosas que he hecho y las experiencias que he tenido la oportunidad de vivir.


“El amor no es solo entre un hombre y una mujer. El amor es atención”, le dijo Irene a Walter. Walter era un chico que huyó de su casa. Tuvo muchas ilusiones pero no pudo realizar algunas. Irene era una monja, bastante mayor. En un momento de sus vidas se encontraron y Walter había cuidado de ella hasta su muerte.

Cuando leía las últimas paginas, una sensación de vacío y de soledad me llenó. Recordé a las personas que he conocido, y que ya no están conmigo. Aquellas que fueron importantes para mí, pero que de una u otra manera cada vida tomó su propio camino. Y solo quedan los recuerdos de pláticas, risas y planes.

Tenía esa sensación de recordar los lugares donde he estado y que posiblemente no vuelva a estar. Tenía esa sensación de recordar las personas con las que he compartido muchas cosas, de las cuales he aprendido, han sido mi compañía, mi ilusión o mejor que eso, han sido mis amigos.

Venían a mi mente los recuerdos de historias agradables, de tardes o de noches alegres. Recuerdos de llamadas telefónicas, de escuchar una voz agradable y una risa. Recuerdos de personas que han significado mucho para mí, pero que nunca tuve el valor de decírselo, de decirle cuánto me importaban o cuánto las quería. Tuve esa sensación de que las cosas no son para siempre y que aunque nos queramos aferrar a ellas, lo mejor es dejarlas ir. Personas que han llegado a mi vida y se han ido.

Tenía esa sensación, de recuerdos guardados, de lugares, de historias. Recuerdos de paisajes maravillosos que he contemplado. Recuerdos de estar con alguien. Son todos esos recuerdos que te provocan esa sensación en tu corazón y que agradeces por haberlos vivido, aunque sea por una única ocasión.

9/02/2007


Quienes son esos seres que se alegran tanto al vernos
Que mueven sus colitas, saltan y ladran cuando ven a las personas
Que cuidan mejor las casas que cualquier escopeta
Que extrañan a sus amos, a pesar de que éstos les han propinado una buena golpiza

Quienes son esos seres que vemos en la calles
Vagabundeando, husmeando entre la basura
Que se meten en una competencia descomunal por poseer una hembrita
Y tienen toda la paciencia del mundo para esperar

Quienes son esos seres escuálidos que andan por las calles
Y los que tienen mejor suerte y tienen una casa donde encontrar abrigo y comida
Quienes son esos seres que tienen un espíritu encantador
Que tienen una mirada tierna, suplicante, inteligente…

Quienes son esos seres que les damos todo tipo de nombres
Cuqui, Rocky, Peluche, Candy, Sassy, Browny
Mia, Ranger, Fanta, Pijirichi, Simplicio,
Bonita, Chispa, Negro, Duke...


A todos esos perritos y perritas que vemos en las calles, que viven en nuestras casas o en nuestros recuerdos.
A todos esos perritos que quedan destripados en las calles del progreso o en las manos de los desalmados que les dan “bocado”
A todos esos perritos y perritas que llegan a nuestra vida y les brindamos un espacio en nuestro corazón.

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador