11/01/2009



País rico, país pobre

Venía el viernes en la tarde de Aguacayo, iba para la oficina que está en Santa Tecla. Subí por la calle Padres Aguilar, cruce en la calle donde está el kreef para volver a cruzar a la izquierda por la escuela americana. En esa intersección de la calle, me sentí sumida en otra realidad, era algo así como una dimensión desconocida, no sabía dónde estaba, mis ojos miraban hacia todas partes queriendo reconocer mi país.

Justo en esa intersección, me sentí rodeada de unas mega camionetas de lujo, del año, no sé de marcas de carro, pero eran mucho mejores y mucho más lujosas que la camioneta que me han asignado en la oficina.

Me pregunté que de donde salían todas esas camionetas polarizadas, impersonales, manejadas por personas arrogantes, por choferes con caras de pocos amigos, por algunos extranjeros. Me puse a pensar que quizás también eran de organismos internacionales, o que también podía ser que en este país la gente ganaba lo suficiente para tener y mantener ese tipo de vehículos.

Me sentí algo extraña, en esa calle extraña. Algunas veces que regreso de la zona norte, de andar en las comunidades La Mora, Guazapa, Copapayo, Santa Cruz, Aguacayo, o de la zona alta de San Ignacio y La Palma, me cuesta ubicarme dentro del Gran Salvador. Cuando me fijo en la actitud de personas engreídas, soberbias e imponentes, me cuesta “aterrizar” y darme cuenta que estoy en un país con unas diferencias económicas y sociales abismales.

Me doy cuenta que no importa cuánto una persona gane, sus títulos universitarios, o las posesiones que tenga, entre más tienen, más mal educados son. Cuando llego a algunas comunidades, la gente sonríe un poco con temor, pero saludan amablemente, ofrecen un vaso de agua, una agüita de coco, una cafecito, cualquier cosa, pero siempre ofrecen algo. Nos reunimos bajo un árbol, en alguna casa comunal, en los corredores de las casas, o en una banca sostenida por algunas piedras, pero la gente es amable y educada.

Qué diferencia! Qué país tan diferente! Un país tan pequeño, con un pasado común, con un conflicto armado que afectó a todo el país, pero solo unas cuantas personas sufren en carne viva las consecuencias de esa guerra: personas que perdieron la vista, algún miembro de su cuerpo, algún familiar, sus casas, sus propiedades…y están ahí, en las comunidades como repobladores, como personas con ganas de seguir adelante, y con la esperanza de un futuro mejor para las nuevas generaciones. Y por las cuales, y a quienes nosotros les debemos el estar aquí, viviendo en este Gran San Salvador, con un poco de infraestructura y recursos modernos.

Qué país tan diferente! Cuanta diferencia en las condiciones de vida de todos y todas las salvadoreñas. Un país rico y un país pobre todo junto en el mismo territorio que tiene por nombre El Salvador.

“Y ahora que ya no hay trincherasel combate es la escaleray el que trepe a lo más altopondrá a salvo su cabezaAunque se hunda en el asfalto La Belleza...”
(Luis Eduardo Aute)

Marzo 2009, marzo 2010 año de todos los mártires de El Salvador.

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador