4/18/2011


Andanzas y malandanzas


En estos cuatro meses de trabajo, hemos recorrido de Metapán a Morazán junto con Nuria y Héctor, conociendo y encontrándonos personajes que merecen la pena ser mencionados, porque al final, por estas personas es que aprueban estos proyectos millonarios y nosotros tenemos trabajo.


El bolito: en Jocoaitique, mientras Nuria y yo explicábamos el proyecto a una señora, un bolito se acercó a nosotras tambaleándose de acá para allá como las olas del mar, con unos ojos desorbitantes que se abrían de par en par como tratando de poner atención a lo que decíamos. No podíamos evitar verlo de reojo y aguantarnos la risa de verle la cara de loco que tenía…al final nos alejamos del individuo con esa sensación de que este bolito nos había puesto más atención que la señora con la que estábamos hablando.


Don Ramón: creo que éste ha sido el personaje más chistoso y memorable. Estábamos en un lugar del Llano del muerto, esperando a que el propietario llegara. Durante la espera, vimos como una dulce mamá halaba el pelo de su niñita con un peine. La niña lloraba del dolor, pero la mamá ausente del sufrimiento de la niña seguía halando y halándole el pelo. Momentos después llegó el propietario del lugar. Un hombre campechano, barbudo, amable y sonriente. Nos sentamos junto a él en una mesa y comenzamos con nuestro discurso del proyecto. Pocos momentos después, escuchamos que la niña llegaba corriendo cerca de nosotros y comenzó a llorar a gritos. El señor le preguntó que qué le pasaba y la niña entre llanto y llanto y grito y grito, quiso decirle al papá lo que le pasaba…eran una mezcla de sonidos indescifrables, que no pudimos evitar callarnos y volver a ver a la niñita…no entendíamos lo que quería decir, lloraba, gritaba y trataba de hablar…sin querer queriendo nos pusimos a reír, tampoco lo pudimos evitar…y el señor solo nos dijo “parece la Chilindrina y yo Don Ramón”….creo que pasamos toda la tarde riéndonos por este episodio.


El artesano: estábamos con un hombre que elabora artesanías explicándole los beneficios del proyecto. Mi compañero, muy sutilmente le dijo que la promoción era muy importante y que daba a conocer establecimientos como en el que estábamos. Y le dijo al artesano que a él nadie lo conocía. El artesano abrió de par en par los ojos, un poco sorprendido y un poco confundido, hasta creo que un poco ofendido, a lo que el artesano solo pudo contestar “Ahhh…de verdad???”


La dueña de la panadería: por cuestiones inexplicables y aunque no me crean, soy algo enojada y con poca paciencia…jejejeje…y en una ocasión mientras hablamos con una señora, dueña de una panadería, nos dijo que ella no estaba interesada en pertenecer a ningún proyecto. Que ella lo que necesitaba era dinero para invertir. Le explicamos que sí era importante la inversión pero también contar con otros apoyos para hacer más productivo el negocio. No entendió la señora. Y yo, rápido perdí la paciencia, y le contesté que estaba bien, que no la incluiríamos en el proyecto y que la íbamos a sacar de los materiales promocionales que hiciéramos. Luego mis compañeros me hicieron conciencia de que tenía que tener más paciencia y de no hablarles así a las personas. Pero de vez en cuando sacamos el chiste de “y si no le parece, la sacamos”.


Ernesto: este es un niñito de nueve años que conocí en la casa de la cultura de Jocoaitique. Ernesto estaba haciendo las tareas junto con otros compañeritos. Me senté junto con ellos y les pregunté que cuales lugares se podían visitar en ese municipio. Me comenzaron a decir y me dijeron que ellos me podían llevar. Ernesto era el más hablantín. Me contó que se levanta a las cuatro de la mañana para ayudarle a su mamá en el molino. Me pregunto qué de donde llegaba y le conteste que de San Salvador. Ante mi respuesta, sus ojos se llenaron de un brillo especial. También me preguntó que si yo alguna vez había ido al aeropuerto, solo le contesté que un par de veces. Me contó que él había ido una vez y que había visto tres aviones salir y dos aviones llegar. Me lo contaba como una de sus mejores experiencias de vida. Yo me había colocado mis lentes en la cabeza, como en forma de diadema. Mientras hablaba, Ernesto me miraba los lentes, me volvía a ver a los ojos y luego otra vez miraba los lentes. Su amiguita andaba con unos lentes oscuros y se los pidió prestados. Ernesto se puso los lentes de la misma forma que yo los tenía y se sintió todavía más seguro para hablar. En sus labios se dibujo una risa con algo de picardía y sus ojos se pusieron con más brillo todavía. Siguió hablando y contándome un montón de historias, inventadas, de los perritos que tiene su amiguita. Disfruté tanto la plática, la paz y la inocencia de este niño que solo pido que estos niños puedan tener un buen futuro y una buena oportunidad para salir adelante.


Mi bebito: este bebé me ha cautivado desde la primera vez que lo vi. Es un bebito de cuatro meses, con un aura especial que me ha llegado hasta mi corazón. Cuando supe la historia del bebé, indagué así diplomáticamente si lo podían dar en adopción. Pero su abuela, una mujer creo que de mi misma edad, dio un rotundo NO. Los papás de esta criaturita tienen 13 años!!! Así que cada vez que voy al Manzano, voy a visitar a mi bebito y me pregunto que porque en este país, es tan difícil hablar de educación sexual.


La de la venta de jugos: nos acercamos a un lugar de venta de jugos a saludar a la propietaria. Ella muy amablemente nos saludó y nos dijo que le permitiéramos un momento. Solamente se agachó un poco, se sacó la blusa de encima y se puso otra ante nuestra mirada incrédula. Le dijimos a Héctor que más claro no podía estar el mensaje…jejeje...


No puedo dejar de mencionar a aquellas personas que nos han sacado de los lugares, que nos han dejado con la palabra en la boca, aquellos que simplemente se dan la vuelta y nos ignoran. Aquellos que hacen catarsis con nosotros y desahogan sus enojos, decepciones y frustraciones. Aquellos que se quejan de proyectos como en el que trabajo y que quieren que les expliquemos el presupuesto y en qué se gasta el dinero.


También, no puedo dejar de mencionar aquellas personas que nos abren las puertas de sus casas, que son muy amables con nosotros, y nos ofrecen algo de tomar. Aquellas personas que viven en la pobreza extrema pero que aun así le dan una oportunidad a la vida y creen en Dios. Personas que viven en unas condiciones que nos han hecho llenar nuestros ojos de lágrimas o salir con un nudo en la garganta de ver tanta pobreza.


Hombres y mujeres de diferentes condiciones económicas, edades, gustos, ideologías, intereses…pero que al final somos salvadoreños y salvadoreñas que estamos aquí por una razón, en esta tierra de Cuscatlán. Hombres y mujeres de maíz, de frijoles, de tierra y de Esperanzas, y que hacen que nuestro trabajo sea tan interesante y que cada día sea una nueva experiencia.

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador