12/02/2013

1989


Hace 24 años, en nuestra época de vacaciones de colegio y celebraciones de cumpleaños, la noche del 11 de noviembre nos llegó de manera inesperada, llena de sonidos de balas, helicopteros y un ambiente ágido, lleno de muerte.
Mi abuelita Minta, llegó  a la casa al día siguiente y se estuvo con nosotros todo ese tiempo. Nosotros contentos porque nos preparaba pupusas, empanadas, pastelitos y todas esas cositas ricas que ella cocinaba. En las tardes, también cocinaba arroz con leche y salía a la calle a repartirselo a las personas que venían escapando de las zonas mas conflictivas de San Salvador.
Me recuerdo que fuimos al colegio con mi hermano y cuando pasamos por el boulevard de los Héroes vimos todos los postes de energía electrica derribados, al igual que en ese entonces, la Torre de la democracia.  También, recuerdo cuando escuché la noticia del asesinato de los Padres Jesuitas. Se me estremeció el corazón.
Todos esos acontencimientos llegaban a mi mente y a mi vida de 16 años de una manera que no lograba entender todo lo que estaba sucediendo o porque nos teníamos que encerrar en la casa a las 6:00 p.m. La hora del "toque de queda".
Tres años después, comencé a estudiar en la UCA y creo que fue hasta ese entonces que logré comprender todo lo que había sucedido en mi pais en toda la decada de los 80. Aunque, de igual manera, mantengo que siempre hay dos, tres, cuatro y todas las versiones de una historia.
Siempre recuerdo esa epoca. Así como cuando tenía 7 años y mis papás nos llevaron al entierro de Monseñor Romero, logrando sacarnos justo antes de que comenzaran los desordenes y las balaceras.
Crecimos con esta "cultura o historia de guerra" donde habían dos bandos y diferentes ideales. Ahora las cosas son diferentes, la guerra es por el poder y por el dinero. Donde los ideales han cambiado y se va perdiendo el respeto y el recuerdo de aquellas personas que dieron su vida para que todo el país estuviera en mejores condiciones de vida...

"y ahora que ya no hay trincheras el combate es la escalera y el que trepe a lo mas alto pondrá a salvo su cabeza Aunque se hunda en el asfalto la belleza... Míralos, como reptiles, al acecho de la presa, negociando en cada mesa maquillajes de ocasión; siguen todos los raíles que conduzcan a la cumbre, locos por que nos deslumbre su parásita ambición. Antes iban de profetas y ahora el éxito es su meta; mercaderes, traficantes, mas que nausea dan tristeza, no rozaron ni un instante la belleza..."
La Belleza...Aute

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador