11/14/2006

La verdad incómoda

La verdad es que no quería ver esta película. Primero, porque el narrador es Al Gore, y la segunda porque me imaginé que saldrían imagines de ríos, lagos y mares contaminados, o vería bosques talados (como El Espino), o animales en estado de extinción. Nada de esto sale en la película, solo Al Gore.

La sala del cine estaba mas o menos llena, dentro del publico se miraban varios extranjeros, entre los cuales se destacaba un enorme grupo de alemanes. A medida que avanzaba la película, algunas personas comenzaron a abandonar la sala del cine. Ningún extranjero se salió. Al final, creo que quedamos como unos seis salvadoreños dispersos y todo el grupo de extranjeros. Ah y por supuesto un señor que estaba atrás de mí, que pasó roncando tal oso en hibernación, al que yo en ocasiones le tuve que hacer “shuuuuuu” para que se despertara.

Si bien la película tiene casi el mismo estilo que las de Michael Moore, el mensaje es bueno: “Si no hacemos nada para evitar que el calentamiento global continúe, dentro de 10 años, la pasaremos realmente mal...”

Varias personas se salieron del cine a mitad de la película, me preguntó si les aburrió estar viendo datos estadísticos o las explicaciones científicas que dan sobre la atmósfera, el calentamiento global, el descongelamiento de los polos, la formación de los huracanes, o porque simplemente nos pone a pensar y a recapacitar sobre el impacto ambiental al que nos estamos enfrentado y que nosotros mismos estamos provocando.

Estamos más interesados en divertirnos y vivir sin enterarnos, que una película como ésta nos incomoda y nos hace salirnos del cine.

Y como dice el blog de mi amigo Jorge, “Quizás valga la pena detenerse y pensar, al menos para romper con la rutina...”

11/10/2006

La ciudad de los cochinos

Debo confesar que voté por la Violeta, bueno realmente no quería votar por Arena, así que terminé votando por el Frente. Ahora, cuando veo los promontorios de basura, me entra un gran pesar por haber cometido semejante estupidez.

Jamás nunca había visto tanta cantidad de basura en San Salvador. Cerca de mi casa se hace un promontorio de basura que casi cubre la cuadra entera. Intenté llamar a la Alcaldía, pero en ningún distrito se hicieron cargo de la zona donde vivo....del distrito del Centro Histórico, me mandaron al numero uno, luego al dos, luego al tres y luego otra vez al Centro Histórico...así que luego de dos horas intentando que alguien de la Alcaldía me dijera qué podía hacer, un tipo del distrito tres me dijo que iba a pasar viendo el problema, pero que conste, que esa no era su zona, ni sus responsabilidades dentro de la Alcaldía.

Con gran indignación vi el pleito entre el Mides y la Alcaldía, un tire y encoge de poder...mientras la ciudad se llenaba de basura y moscas.

Las calles están horriblemente sucias, la basura que uno saca de su casita, para hasta tres días asoleándose y siendo objeto de interés para los perritos. No se sabe el día exacto en que el camión de la basura decidirá pasar, ni existe un lugar donde se pueda llevar la basura, para luego sea recolectada por el camión. Aunque bien, la puedo llevar al promontorio de basura que se hace muy cerca de mi casa, total unas bolsitas más, unas bolsitas menos, el basurero es horrible.

Si bien es cierto, que no es la Violeta la que tira la basura, son los encargados de recogerla, darle un buen manejo, barrer las aceras, mantener limpia la ciudad. Aunque no colaboramos mucho con esto. Generamos una gran cantidad de basura, solo fíjense cuando se compra “comida para llevar” o se pide “delivery”. O los envoltorios de algunos productos, el jabón que ocupo para bañarme trae doble caja, cuando bien solo pudieran ocupar una, he querido cambiar de marca de jabón, pero ningún otro me deja la piel tan suavecita como ese...jejejeje...

Estamos cayendo en un conformismo horrible, aceptando todo, dejándonos de todo, viendo como poco a poco nuestra ciudad se cubre de basura, como el humo de los automotores cubren de negro el aire que respiramos. Pareciera ser que a nadie le interesa, a los políticos menos, ellos solo se interesan por sus bolsillos. La salud y la calidad de vida únicamente queda en la retórica de los discursos de algunos personajes.

¿Qué podemos hacer? Si se barren las calles, se limpian las playas y los lagos, pero en menos de dos horas ya está todo igual, cubiertos por una alfombra azul de bolsas plásticas, de latas y muchas cosas más.

Educación, respeto y conciencia es lo que se necesita para vivir bien en nuestra ciudad, pero ¿quién es el valiente para comenzar?

En fin, como dice mi escritor favorito José Saramago en su libro Ensayo sobre la ceguera: “No hay bien que siempre dure, ni mal que no se ature, o , en versión literaria, Del mismo modo que no hay bien que dure siempre, tampoco hay mal que siempre dure”.

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador