5/09/2006

Nuestro mundo es la tierra

Mi mamá mandó a matar el palito de nance que había en el jardín porque botaba muchas hojas. El palito de nance daba sombra a la cocina, a una buena parte del jardín y llegaba brisa hasta mi cuarto. Ahora el palito ya no tira ni una tan sola hojita, pero el calor que hace en la cocina en la tarde es insoportable, al mediodía no se puede estar en el jardín y en mi cuarto hace un calor horrible.

Mis vecinos mandaron a matar el jardincito de la acera para hacerlo parqueo. Se ve un gran resplandor de concreto al mediodía. Mis otros vecinos, mandaron a matar unos palitos de aguacate porque botaban muchas hojas.

Los señores empresarios y millonarios del país, con la ayuda del gobierno, están matando toda la finca de El Espino para hacer más centros comerciales, más carreteras, casas y apartamentos de lujo. Cambiaron lo natural por el concreto. Cómo les irá a ir otra vez a las personas que viven en las colonias La Vega, Candelaria y otras aledañas, en este próximo invierno, cuando toda el agua que caiga no tendrá donde filtrarse, sino que será un río entero calle abajo. Claro como no son las casas de los señores empresarios, no hay problema. Lo bueno que Tony, que tiene un gobierno con sentido humano, les está arreglando las bóvedas para que no sufran tanto en este invierno.

No entiendo como arquitectos e ingenieros pueden construir colonias enteras sin dejar plantado un solo arbolito. Bueno, no pueden desaprovechar el espacio que ocupa un arbolito para dejar de construir una casita y que esto no les genere un ingreso económico. Construcciones en masa.

Lo que tardó cientos o miles de años en formarse, lo estamos matando en pocos días. Se han preguntado cuánto tarda un arbolito en crecer. Hay personas que matan por el simple placer de matar. Matan pajaritos, animales en peligro de extinción, matan bosques, áreas naturales para construir viviendas, centros comerciales y calles.

No cuidamos nuestro medio ambiente. Cuánta agua botamos al lavarnos los dientes. Cuánta agua gastamos cuando nos bañamos. Tiramos la basura al suelo. Decimos que el gobierno es quien tiene las calles sucias, pero quién tira latas, plástico y botes al suelo. Decimos que el gobierno no pone basureros en la calle, pero cuánto cuesta guardar la basura dentro del carro en una bolsita, y luego tirarla en un basurero. Dejamos que nuestros niños tiren la basura al suelo, porque es el ejemplo que les damos.

Cuánto costaría llevar nuestra propia bolsa de manta al supermercado y evitar que por una pasta de dientes ocupen una bolsa de plástico. El plástico tarda 500 años en descomponerse. Se han fijado cuánta basura generamos cuando compramos comida rápida. Se han fijado cuánto papel gastamos en la oficina. Se han fijado cuánta basura generamos en las reuniones donde servimos con platos y vasos “desechables”.

Se han fijado cuánta energía eléctrica desperdiciamos en nuestra casa y en la oficina. Han visto cómo está actualmente el Río Lempa, que ha dejado de ser el Río Lempa majestuoso de antaño, a convertirse en un pequeño riachuelo.

Se han fijado la nube de smog que está encima de San Salvador. Buses y vehículos particulares tirando cantidad de humo, sin tener la más mínima conciencia del daño que le están haciendo al medio ambiente.

Dios hizo al hombre y a la mujer para que cuidáramos de la tierra, no para que la matáramos. El calentamiento global es una realidad. La naturaleza está pasándonos la factura. No la hemos cuidado bien, nos aprovechamos de ella. Sufrimos inundaciones, huracanes, sequías, calor como jamás lo habíamos tenido.

Jugamos a ser dioses y pasamos de lo natural a lo artificial. ¿Somos más inteligentes que la naturaleza? ¿Nos necesita la naturaleza para crecer y reproducirse? Claro que no. Nosotros la necesitamos a ella, pero no tenemos conciencia de la importante que es. Sin embargo, la naturaleza lo sabe, y seguirá con o sin nosotros.

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