3/06/2012


Mujeres

“La parte femenina de Dios está en la naturaleza, en el arte, en la gran bóveda celeste…”
esta es una de mis frases favoritas del libro El código DaVinci.

Y es que, quizás somos un Cielo, nuestro propio cielo. Con dias azules profundos y maravillosos en los que nos sentimos que brillamos con luz propia; y hay otros días grises y
negros como los peores dias de lluvia.

Somos como la hermosa luna, incluyendo nuestros ciclos menstruales. A veces estamos en todo
nuestro resplandor; a veces nos escondemos; y a veces estamos así chiquititas, pero siempre brillando y viéndonos lindas.

Somos como las estrellas, como las diferentes constelaciones del universo y su mitología. A veces, quizás somos como un lucero, como algo bello y brillante al amanecer, y en otras ocasiones
somos como una estrella fugaz… porque no nos queda de otra.

Somos como Venus, como la diosa de los amantes, nos liberamos y disfrutamos de la belleza,
el amor y la sensualidad.

Somos como el Ave Fenix, esa ave mitológica que resurge de las cenizas, que logra salir de
las pruebas que Dios nos manda y que nos marcan para siempre, pero que a la vez, nos hacen ser más fuertes y, en mi caso, lo reflejo con un lindo tatuaje sobre mi hombro derecho.

A veces somos femeninas y seguras como La maja desnuda, aunque existan dias en que nos
sintamos que estamos en la época del oscurantismo.

Y somos mujeres, y en nuestra piel y en nuestra alma se combinan todos los sentimientos a la
vez: deseos, tristeza, anhelos, dolor, sueños y esperanzas…todos a la vez.

Y somos como un gran rompecabezas, donde nosotras mismas vamos arreglando las piezas y
tratándolas de poner en su lugar, ordenando nuestros pensamientos, nuestras ideas, nuestros sentimientos.

Y somos mujeres, nuestra naturaleza combinada e influenciada por la luna, por el agua, por el
sol, por una flor, por la poesía, al sentir una caricia a través de la brisa y los rayos del sol rozando nuestros cuerpos.

Y somos mujeres en plenitud, siempre en nuestra mejor época y en nuestro mejor momento, sin entregar cuentas a nadie y viviendo nuestra vida y a nuestro estilo, responsables
nosotras mismas por lo que hacemos o dejamos de hacer.

Somos mujeres, con este sentir de la naturaleza pura que brota por nuestros poros. Y que disfrutamos de este maravilloso viaje de ser una Mujer.

1 comentario:

Carmen Arnaiz Verdera dijo...

Ena ¡hola!
Correcto, conmovedor, verdadero. Así somos y mira...aquí te dejo un pensamiento, después de haber leido y disfrutado de tu texto; mi pensamiento para tu calle.
"El silencio ¿qué cosa es?/
una mudez de dos que se abrazan/
¿qué es un abrazo? /
un petañeo del alma/
¿qué es entonces una mirada?/
un suspiro del aire y el aire sin ti no es nada./
Porque a veces sucede/
que una mirada enciende una casa/
y esa casa es la tuya.
Carmen

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

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