3/20/2007

Giselle

Hace unas semanas conocí a Giselle. Es muy agradable, simpática y extrovertida. Ella no conoce de códigos, ni mucho menos de diferencias sociales, esas que uno se va creando estúpidamente con los años. Para ella todos somos iguales y así es como trata a todas las personas.

Giselle es una niña de 12 años que vende pan dulce. Todas las tardes a las 2:00 p.m. entra a mi oficina sin avisar, se sienta frente a mi escritorio y con una sonrisa me dice “¿va a querer pan dulce?”. Y siempre le digo, en forma de broma, “hoy no...” . Me gustan los diálogos que se inventa: “Cómprele a su hijas?....(....) a su esposo? ....(...) a su novio pues....(...) tampoco tiene novio?”

Me resulta imposible decirle que se esté quieta, que no me desordene más el desorden que tengo sobre mi escritorio. Ella lee mi correspondencia, revisa mi agenda, se acerca a ver el monitor de la computadora, mira la hora, se vuelve a sentar y me cuenta con mucha emoción su gran sueño: ir al parque acuático Galicia. Ella misma se responde y me dice “muy caro...y nosotros que somos cuatro, más mis papás...”

Estudia en una escuela cerca de su casa. Me cuenta las tareas más difíciles que hizo este año. Y como ella es la más “grande”, le toca salir a vender el pan. La venta la termina a las siete de la noche, aprovecha a los de la iglesia de Toby para vender la mayor cantidad de pan. A veces la veo como a esa hora, al otro extremo de la acera, levanta la mano y me saluda, yo le pregunto si ya terminó la venta y con una gran sonrisa me dice “Sí”... “que te vaya bien”...y la veo alejarse con pasos presurosos y muy animada de regreso a su casa en la Zacamil.

Giselle representa la inocencia de los niños. Esos niños que no conocen el significado de las vacaciones de fin de año, que tienen que trabajar desde muy pequeños para ayudar en sus casas con los gastos de comida, estudios y ropa. Esos niños que no disfrutan una salida con su padres a un parque acuático, o pasar tardes enteras viendo televisión o jugando con los vecinitos.

Por todos los “Giselle” que andan en nuestras calles, que desde tan corta edad tienen que comenzar a trabajar, pidámosle a Diosito que los guarde, que los cuide y que puedan lograr tener un futuro más bonito y más digno. Y si está en nuestras manos poderles ayudar, hagámoslo con gusto...ya que la recompensa que obtenemos no tiene precio: una sonrisa y un “gracias” que sale desde el corazón.


2 comentarios:

Juan Lucas dijo...

Mi dulce Ena. Después de haberte leído desde hace ya tiempo, quiero decirte que no deje de maravillarme con cada nuevo escrito que publicas. Hoy descubrí, me expreso mal, pues sabía que ese sentimiento está muy arraigado en ti, la ternura, la delicadeza, el amor hacia esa infancia que pulula por "esos mundos de dios" intentado como bien dices, tan solo el poder sobrevivir un día mas.
Ena, yo ayudo a esos niños, pero desearía hacer más, mucho más... así que mi dulce Ena, sigue, sigue escribiendo la realidad del "Salvador", sigue narrandolo, para que de este modo la voz de esos niños, de esos trabajadores, de esas mujeres que trabajan y luchan por vivir, tengan en ti, la mejor y mas bella de las representantes.
Mil besos y tan solo deseo, que esa chiquita visite ese parque acuático pronto, lo antes posible.
Juan Lucas.

Gaby dijo...

Qué lindo blog, Ena. Me uno a tu pedido, por menos "Giselle" en las calles, por la protección de todos los chicos del mundo, por un mundo más equitativo, mas pacífico, con más amor.
Saludos

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador