5/09/2007

Jesucristo liberador

Hace unas semanas, por parte de la oficina fuimos a hacer unas encuestas a diferentes cantones y caseríos de Ahuachapan y Sonsonate. Fue una experiencia conmovedora. Impactante. Hablé con muchas personas muy humildes, pero dentro de su humildad y escasez, algunos me ofrecieron un vaso con agua, gaseosas, un agua de coco deliciosísima y otras cosas más.

Impactante, sí. Ver las condiciones en que viven otros salvadoreños a unos cuantos kilómetros de la capital. Una diferencia abismal. Hogares sin ningún tipo de ingreso económico. Ni las remesas llegan a esas partes. Mujeres cansadas, tristes, con más de cuatro o cinco hijos. Niños jugando con el lodo, con patos y con cerdos a la par. Jovencitas menores de veinte años y ya con hijos. Y los hombres atendidos por sus mujeres tirados en hamacas.

Vi casas rodeadas de basura. Llenas de embases plásticos. Cercadas por la misma agua sucia que sale de los lavaderos. Vi sobre una mesa de comedor una cantidad indescriptible de moscas. Y el olor insoportable y penetrante de las que mal llamadas “porquerizas”. Vi una pobreza extrema. Vi una suciedad terriblemente abrumadora.

Me puse a pensar si Tony había ido alguna vez a esos lugares. No ha inaugurar un choro, porque ni agua potable hay en esas partes. El agua la sacan de los pozos o de ríos contaminados por excrementos de ganados.

Me pregunté si los veinte dólares mensuales que regala Tony pueden sacar a esas personas de la miseria. Y en el mismo momento me contesté que ni con veinte, ni con cien, ni con mil podrían salir de esas condiciones.

Los hombres mayores me comentaban de cuando vivían en mejores circunstancias. Había tierras prosperas para trabajarlas. Había recursos y ayuda técnica para mejorar las cosechas. No había deforestación. Pero en la actualidad, tienen que sacar la madera de los manglares y de los bosques para tener un pequeño ingreso económico. Es lo único que tienen. Es lo único que pueden hacer. Y a la vez, están destruyendo el recurso de las próximas generaciones.

Hace unos días, comencé a leer el libro “Jesucristo liberador” de Jon Sobrino, pero ya en la pagina diez, ya no lo quise seguir leyendo. Teniéndole lastima a los pobres y decirles que siendo pobres Dios los ama, lo único que hace es agravar más su situación. ¿Por qué decir que Dios odia a los ricos y ama a los pobres? ¿Por qué decir que Jesús siendo rico se hizo pobre? ¿Por qué confundir la pobreza y la riqueza espiritual con la pobreza y riqueza material?

Esto no lo digo por cuestión política ni ideológica. Lo digo por la conciencia colectiva en la que nos enseñaron que tenemos que ser pobres para ser buenos. ¿Por qué no infundir una conciencia de prosperidad? ¿Por qué no decir que el universo es tan grande y que tiene suficiente para todos?





¿Por qué decir que los ricos son malos? (no incluyo aquí, a los ricos opresores) ¿A quien no le gustaría tener unos cuantos milloncitos? Si desde nuestras propias casas estamos haciendo que Bill Gates y Carlos Slim sean los hombres más ricos del mundo.

¿Qué podemos hacer por los pobres? Brindarles educación, salud y oportunidades. Enseñarles a pescar y no darles el pescado servido en un plato. Conocer que Dios es nuestra fuente de vida y que “espiritual” significa no carecer de nada... En una simple semilla se encuentra la promesa de un bosque.

4 comentarios:

Juan Lucas dijo...

Mi dulce Ena. He tartado mucho, demasiado en llegar esta vez hasta tu casa. Trabajo, trabajo y más trabajo esa es la causa... así que una vez más tranquilo de nuevo me tienes acá.
Te doy la razón, toda. Y no sé si digo una barbaridad. Pero creo que la única solución para acabar con esa extrema probreza tan solo cabe el que los pueblos, sus habitantes se levanten contra las "lismonas" tanto del estado como de la iglesia...
En cuanto a Jesucrito liberador - hermoso título - ahí en ese gran continente donde vives es donde surgió la teología de la liberación, que por desgracia fue liquidada por el Vaticano.
Besos Ena, besos mil.
Juan Lucas.

Anónimo dijo...

Ena.
Excelente escrito.
La pobreza y la riquesa son escencia creencias.
Es difícil, muy difícil que una persona que nace en tales condiciones piense que puede ser rico, lo anestecia saber que así lo quizo Dios, cuando se muera tiene asegurado el pase directo al cielo; que son buenas personas porque los ricos son malos, en fin muchas creencias más al respecto.
Como dices no se resuleve dandoles dienero, ni tampoco Bill Gates ó Steave Jobs tienen la culpa que sean pobres.
Siempre he pensado que la vida es un evento personal y eso incluye que somos responsables de TODO, albsolutamente todo lo que nos sucede.

Esta pobre gente ¿qué explicación puede dar a su situación? ¿Dios a si lo quizo?, ¿la culpa la tiene el gobierno?, ¿su familia?.

No cabe duda que tenemos un gran trabajo por extender la luz y entender realmente de nuestra responsabilidad en esta vida y la conexión a nuestro Yo superior.

Saludos JCF

Isa dijo...

precioso comentario, vengo desde el blog de Paloma y te visité porque tuviste la amabilidad de dirigirte a mi en su blog, ¿fue expontaneo o me confundes? De todas maneras, me encanta haberte conocido, serías muy bien venida en mi humilde blog.
Besitos desde Barcelona.

Embustero y Zascandil dijo...

Sabes Ena. Lo que tu dices tiene mucha razón. Dios no nos trajo a este mundo a vivir en pobreza. Ese pensamiento de que Dios odia a los ricos es ilógico.
Es verdad que la biblia menciona la humildad y por ende el no desear más de lo que uno necesita porque eso es avaricia.
Sin embargo Galatas 4:7 dice: "(...)Y si hijos, herederos tambien de la promesa".
Según el apóstol Pablo somos hechura de Dios y tenemos su naturaleza divina. No solo en el ámbito espiritual. Sino tambien en la prosperidad y las cosas materiales.
Dice Pablo "Hijos y por lo tanto herederos"
Herederos de lo mejor de esta tierra. Es la promesa que Dios dió a el padre Abraham.
Dios nos hizo a su imagen y semejanza y nos ha llamado con propósito.
Por eso vino Cristo a predicar que sobre todo somos hijos. Él nos enseño que somos hermanos.

Dios te bendiga.

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador