1/15/2007

Don José

Don José es un señor indigente que vive en una casa abandonada frente a mi oficina. De cariño yo le digo Don Chepín.

Don Chepín es tan delgado que pudiera servir para un estudio de anatomía y creo que tiene más piojos y pulgas que mi gato. Se baña con agua que le damos de la oficina y duerme sobre un petate desde el cual pasa peleando con los zancudos durante las noches.

Su ingreso económico es de lavar carros del personal de un banco, de la gente de mi oficina y los de la iglesia de Toby. Cuando me lava mi carro siempre me dice “se lo dejé bien pipirisnice”. Aunque a veces lo deja mas sucio de cómo lo tenía, especialmente los vidrios, que por más que le digo que los limpie con papel periódico, los limpia con un trapo sucio.

En la oficina, le damos el cafecito de la mañana y de la tarde. Siempre llega a mi oficina, se sienta y comienza a hablar conmigo. Hace referencia a lo dura que es la vida, y él mismo se contesta ¿ pero qué le vamos a hacer? A veces ve lo que estoy haciendo en la computadora o revisa los papeles que tengo. En ocasiones también ha tomado la tijera, que la ocupa cual mejor rasuradora. No le digo nada, solo que después limpio bien la tijera.

A veces mi sentido del olfato no soporta el mal olor que emana, así que muy amable y diplomáticamente le digo que estoy bien ocupada. Casi ni respiro para decirle esto. Y cuando anda con una mejor fragancia sí me gusta hablar con él.

Me cuenta sobre sus “viejitos” de cuando estaban vivos. Me cuenta sobre su único hermano y del amor de su vida “Karla”, en cuyo honor lleva un tatuaje en el brazo. En una ocasión le conté de mi fobia hacia las tarántulas y él me dio un consejo, que la próxima vez que viera una tarántula, le prendiera fuego y que me fijara bien si se moría, porque “esas condenadas eran bien difíciles de matar”.

Cuando escucha alguna canción en inglés la tararea y dice quien es el cantante. Le gusta leer los periódicos y la Biblia. Me regaló un peluche para mi carro. Es un conejo. Cuando lo sacó de en medio de todas sus cositas, agarro al conejo por las orejas, se le quedó viendo y con una gran sonrisa le dijo “ay conejito hijueputa”. Luego, lo ensalivó y me lo colgó en el parabrisas.

Mi amiga Beatriz dice que Don Chepín es mi “valet parking”. Cuando salgo de mi oficina, me pide las llaves del carro, me abre la puerta, baja el vidrio y coloca la llave ya lista para que arranque el carro y cuando salgo del pasaje de mi oficina, que es un conflicto total, se para a media calle y detiene el trafico. Claro al pobre le llueven ultrajadas, pero él no se queda callado, insulta de igual manera.

Tiene un horario especial para levantarse. Casi siempre es a las 10 de la mañana. Se levanta y toma el sol para entrar en calor. A veces lo saludo diciendo ¿ya le amaneció Don Chepín? Y me contesta “Si...a ver que nos tiene preparado este día”.

Don Chepín es más cuerdo que algunas personas. No es loco o bolo como creen algunos. Y aunque a veces a la primera impresión puede asustar, es más amable y educado que muchos hombres que conozco.

Don Chepín es un señor indigente, pero como cualquier ser humano, tiene sentimientos y es un hombre bueno y muy amable

1 comentario:

Juan Lucas dijo...

Me encanta volvieras a publicar otro post.
Maravillosa descripción la que haces de D. Chepin.
No te demores mucho en publicar el próximo.
Juan Lucas.

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