1/25/2007

Dulce amor.

Recuerdo la boda de unos vecinos. Fue tan bonita que lloré y me dieron ganas de casarme. Años después, vi al esposo de esa pareja, muy apasionado y muy romántico besando a una mujer que no era su esposa.
También, recuerdo la pareja de toda su vida de una prima. En diciembre pasado fueron a Acapulco a celebrar 25 años de estar juntos. Cuando regresaron, el tipo le dijo a mi prima que ya no la amaba.
Recuerdo a mi primer novio. Yo tenía 13 años igual que él. Meses después lloramos juntos cuando a él se lo llevaron a vivir a Estados Unidos. Nos prometimos que nos íbamos a escribir a diario, que siempre nos íbamos a querer. Únicamente recibí una carta de él, donde me decía que yo había sido su primer amor. Ahora, no me recuerdo muy bien como se llamaba.
Recuerdo de un novio, vecino mío, al que un día le pregunté que si íbamos a cenar y me dijo que no porque iba a salir con su papá. Esa noche lo vi cenando, pero no con su papá, sino que con una tipa “peliteñida”, anoréxica y chele.
Recuerdo a mi ultimo novio. En una noche de alegría me dijo que me yo era su “amiga y su amor”. Horas después, frente a mi casa, me dijo que ya no me quería volver a ver nunca más.
En esa ocasión mi pobre corazón sintió que se habían unido los terremotos de ese año y que con toda su fuerza habían acabado con todos mis sentimientos.
Mucho tiempo después, Diosito me mandó un angelito. Lo conocí en una tarde cualquiera. “Hola, como estas?, y poco después, haciendo enormes esfuerzos para recordarse de sus clases de español, me decía: “tus-ojos-po-qui-tos-y-es-pec-ta-cu-la-res”. Y con eso, y como la mejor tradición y maldición de la Malinche, mi corazón volvió a latir. Sentí que pasará lo que pasará no me iba a importar. Estaba feliz. Sabía que una relación podía acabarse y luego, con un poco de suerte, comenzar otra, la cual siempre iba a ser mejor.
El amor nos hace buenos. Nos llena la cara de una enorme sonrisa y nuestra alma se regocija. Por el contrario, el amor puede hacer que el corazón se nos parta en mil pedazos. Destrozarlo como un cristal que no puede volver a unirse, porque nunca más volverá a ser el mismo.
“Esa persona” llegará en su momento, de eso estoy segura.
Por el momento, hay que disfrutar de una rico cafecito, una buena platica con los amigos. O en nuestra soledad esperemos, con una sonrisa que llegue a nuestro corazón, mientras escuchamos una deliciosa música jazz, cerramos los ojos y nuestros deseos y nuestra alma, le siguen apostando al amor.

4 comentarios:

Juan Lucas dijo...

Ena, después de leerte, después de saber de ti un poco más, de irte conociendo en estos tus escritos tan solo me cabe decirte:

"Atesora cada momento que vivas; No puedes ni debes dar nunca marcha atrás:vive el presente con el saldo de hoy...El reloj sigue su marcha; consigue lo máximo en el día.

Un beso.
Juan Lucas.

historia dijo...

hola....
el amor es así, en extremo "extremista"......del amor al odio, del amor al olvido......cuando encuentras lo que siempre quisiste, es el paraiso.....
a veces hay amores paralelos.....eso si es dificil, amar a dos personas a la vez......
UF!!!.....

muchos saludos,

De Sol y De Luna dijo...

la vida es como es, del color que emana la tierra misma, cuantos caminos se nos presenta, todos conducen a un lugar en especifico, pero solo uno te lleva a esa nube alla en lo alto, en la tierra del nunca jamas, en donde reina la fantasia, se perfecciona la magia y se construye la realidad.
acompañame a lo abstracto, a lo que no podemos tocar, palpar, pero que si podemos vivir...

Maria Ines dijo...

Al amor no hay que esperarlo, viene solito, pero eso sí en la vida hay que estar atenta, porque puede pasar a tu lado y no verlo.
Ena querida deseo que el buen amor te llegue y que sea pródigo porque eres un almita tan buena que mereces alguien acorde. Si no lo encuentras mejor sola que mal acompañada.
Un besote enorme.

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador