1/19/2007

Pasión, amor y deseo

¡Ah, si me besaras con besos de tu boca!
Porque mejores son tus amores que el vino.
Delicioso es el aroma de tus perfumes, y tu nombre, perfume derramado.
¡Que hermoso eres, amado mío, que dulce eres!

¡Que hermosa eres, amada mía, que hermosa eres!
¡Que bellos son tus pies en las sandalias!
Los contornos de tus caderas como joyas, obra de excelente artífice
Tu ombligo, como una taza redonda donde no falta el buen vino
Tu vientre, como montón de trigo de lirios rodeado
Tus dos pechos, como gemelos de gacela
Tu cuello, como torre de marfil
Tus ojos, como los estanques de Hesbón
Tu nariz, como la torre del Líbano, que mira hacia Damasco
Tu cabeza erguida, como el Carmelo

¡Que hermosa eres y cuán suave, oh amor deleitoso!
Tu talle, como la palmera
Tus pechos, como racimos
Deja que sean tus pechos como racimos de vid, y como manzanas la fragancia de tu aliento
Tu paladar, como el buen vino, que entra al amado suavemente y corre por los labios de los viejos.

Yo soy de mi amado, y en mí tiene su contentamiento
Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas
Vayamos de mañana a las viñas, a ver si brotan las vides, si ya están en cierne, si han florecido los granados.
¡Allí te daré mis amores!

Las mandrágoras exhalan su aroma, y a nuestras puertas hay toda suerte de deliciosas frutas, frescas y secas, que para ti, amado mío, he guardado.
Yo te daré a beber vino aromado con licor de mis granadas
Tu izquierda esté debajo de mi cabeza; y tu derecha me abrace.

Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor y duros como el seol los celos. Sus brazas son brasas de fuego, potente llama.
Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos.

Tomado de los capítulos 1, 4, 7 y 8 del libro Cantar de los Cantares de Salomón

2 comentarios:

Juan Lucas dijo...

Por esa reina "la de Saba" perdió Salomón su trono, su poder, su sabiduría... su amado y llorado templo; en cambio nos dejó estos hermosos poemas que tú, ahora Ena, vuelves a reescribir para deleite y placer de los que te leemos.

Un abrazo
Juan Lucas.

De Sol y De Luna dijo...

En escencia misma el extasis del deseo, del sentimiento y del amor

El Amargo del Pomelo de Nacho Cano

Oleo de mujer con sombrero...Silvio en El Salvador