2/05/2007

El amor y la felicidad

Dicen que en las épocas de navidad, fin de año, día de enamorados es cuando aumenta más el numero de suicidios y creo que el ambiente influye tremendamente. Las personas que no tienen pareja se sienten desdichas, como si no valieran, se sienten abandonadas, se deprimen, se sienten personas indignas y muchos términos más.

Un buen amigo mío me dijo “Ena, no endoses tu felicidad a nadie. Nadie te tiene que hacer feliz. El amor y la felicidad deben nacer primero en ti y luego puedes amar a otras personas”.

Muchas personas se casan o tienen una pareja buscando la felicidad y el amor; sin embargo, no lo encuentran y ya casados buscan un amante o teniendo una pareja buscan otra. No encuentran la felicidad. Todo lo contrario es una relación de sufrimiento, donde no pueden disfrutar plenamente su vida, porque no saben que la felicidad y el amor no se las puede dar nadie, sino que debe nacer en el interior de cada persona.

Algunos quieren tener a una persona a la fuerza, chantajearla, obligándola a estar a su lado para sentirse felices, pero se olvidan que las personas no son una posesión, son seres pensantes con gustos y deseos propios. Si alguien quiere estar a nuestro lado, pues bien, y si no, pues solo podemos desearle una bonita vida. No podemos poseer a nadie y nadie puede poseernos. El amor es libertad y aceptación. Aceptar a las personas como son.

Hace un tiempo escribí sobre ¿Qué es el amor? y me cuestionaba sobre por qué algunas personas tratan de cambiar a sus parejas, tratándolas de hacer a su conveniencia, a su gusto y formas de pensar y creo que esto también se aplica en la amistad. Queremos tener amigos para compartir nuestras vidas, pero cuando algo no nos agrada de ellos, simplemente los tiramos, les damos la espalda, los botamos como cosa inservible.

Dicen que los amigos son un alma en dos cuerpos y creo que en la relación de pareja sucede lo mismo. Buscamos a alguien que comparta nuestros gustos, nuestra forma de ver la vida y disfrutar de esta maravillosa aventura que se llama vida.

El amor y la felicidad no la debemos buscar en otras personas, en un auto, en una posición económica, en cosas materiales. El amor y la felicidad debe nacer primero en nosotros aceptándonos como somos y cultivando bienestar para nuestro cuerpo y nuestra alma, dándole gracias a Dios por las cosas que tenemos y no quejándonos por lo que no tenemos, porque esto solo traerá escasez a nuestra vida.

Mi buen amigo Juan Carlos Fernández dice que “El valor de las personas en nuestra vida no está relacionado con el tiempo que duran detenidas junto a nosotros, sino con la intensidad que tenemos experimentando la vida con ellos”.

Dios nos ha dado como techo el precioso cielo azul, como frontera el atardecer, como caricia la suave brisa, como luz, el sol y la preciosa luna, como maravillosa música el canto de los pajaritos y a nuestras almas gemelas para poder compartir con ellas toda esta exquisita experiencia llamada vida.

4 comentarios:

Juan Lucas dijo...
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Juan Lucas dijo...

Pues... me he quedado sin palabras Ena.
Tus escritos son verdades que se clavan en mi alma cada vez que te leo, son pensamientos que me hacen reflexionar en mi vida, en como la he utilizado y en como la estoy utilizando...
Termino... pues la verdad, me quedé como dije al principio de este comentario sin palabras. Tan solo me queda decirte que tuve suerte, sí, que la tuve, Ena, pues he encontrado en ti, en lo que escribes, ese alma gemela de la que hablas.
Besos.

Juan Lucas.

De Sol y De Luna dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
AnaR dijo...

Creo que es de lo más sensato que he leido ultimamente con referencia al amor en todas sus formas ( porque la amistad, por ejemplo, tambien es amor) Y a la vez un sutil alegato contra esas imposiciones que mercantlizan los sentimientos.

Un verdadero placer, leerte.

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