2/02/2007

Monseñor

Yo tenía siete años cuando asesinaron a Monseñor Romero. A esas edad, no tenía ni idea de quién era y por qué motivo lo asesinaron. Mis papás nos llevaron a mis hermanos y a mi al entierro de Monseñor en la Catedral. Iba también mi tía Lidia y mis primas.
No recuerdo esos momentos. Lo que recuerdo es que regresamos a la casa y mi papá encendió la radio para escuchar las noticias. Estaba bien preocupado. Mi mamá y mi tía rezaban y lloraban. Yo quería ver “Puntito" en la televisión, pero no me dejaron. Recuerdo la voz del periodista y del sonido de las bombas. Mis primas se habían quedado en Catedral. Mi papá nos había sacado antes, cuando se dio cuenta que habían francotiradores sobre el Palacio Nacional.
Recuerdo que estábamos en la sala de la casa arrodillados, rezando. Yo escuchaba las bombas pero no tenía idea de lo que pasaba. Lo único que quería hacer era ver “Puntito”.
Para mí comenzó la guerra en nuestro país, esa tarde, con ese sonido de las bombas, la voz del periodista en la radio y luego la imagen de la Plaza Barrios con los muertos tendidos, las montañas de zapatos, gente llorando, corriendo, escondiéndose de las balas.
Crecimos con esa cultura de la guerra, con ese estilo de vida. Para mí era normal escuchar bombas. Escuchar el sonido de los helicópteros que aterrizaban por el Gimnasio Nacional para dejar a los heridos. Quedarnos sin teléfono porque le habían puesto una bomba a la caja telefónica. Los toques de queda a las seis de la tarde. Cuando comenzaron a racionalizar la energía eléctrica por dos horas y luego hasta por ocho horas seguidas.
Monseñor Romero era considerado la “voz de los sin voz”. Criticaba al Gobierno, la situación de violencia y dolor que había en nuestro país. Criticaba a las estructuras económicas de nuestro país que se aprovechaban de los campesinos, hacía denuncias publicas del abuso de los militares.
Sabía que corría peligro. Que lo podían matar. En 1977, mataron a su amigo el Padre Rutilio Grandre.
El 24 de marzo se cumplirá un aniversario más del asesinato de Monseñor. La Comisión de la Verdad confirmó que fue asesinado por la extrema derecha. Escribo esto, no porque lo considere un “santo”, pero sí un “mártir” al igual que las más de 70 mil personas asesinadas y desaparecidas que dejó la estúpida guerra de nuestro país.
Un día antes de que lo asesinaran, Monseñor Romero había dicho en la homilía “en nombre de Dios y de este pueblo sufrido... les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, CESE LA REPRESION”.

2 comentarios:

Juan Lucas dijo...

Homilia de Fuego:

Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles: hermanos, son de nuestro mismo pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una orden de matar que dé un hombre debe revalecer la ley de Dios que dice "No matar". Ningun soldado está obligado a obedecer una orden contra la ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Queremos que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas si van teñirlas con tanta sangre.
Monseñor Romero.

Querida Ena, tenía que morir. Igual que Martin Lutero King, igual que J.F.K., igual que Zapata... porque tuvo la valentía, de no aceptar la injusticia, la barbarie, de gritar la verdad a los que no quieren oírla... pero me queria Ena... matarán una y mil veces al mensajero... su mensaje siempre quedará.

Besos.
Juan Lucas.
P.S.
Me encanta saber de ese tu país. Espero con ansias tu próximo escrito.

Juan Lucas dijo...

Gracias por impregnar mi "casa" con tu presencia.
Te deseo un buen domingo.
Besos
Juan Lucas

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